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Día Mundial del Gato: Cómo vivir con uno y no morir en el intento

Gato | Matthias Oben en Pexels

Este 8 de agosto se conmemora el Día Mundial del Gato y les quisimos dedicar este reportaje. Elegantes, ágiles, independientes, afectuosos, extremadamente limpios, inteligentes y curiosos, son irresistibles para muchas personas.

Los gatos domésticos son altamente independientes, curiosos, juguetones, de hábitos tranquilos y observadores. Sin embargo, es importante considerar que la personalidad debe ser descrita de manera específica para cada individuo. "El concepto de personalidad se ha definido como cambios en los rasgos del comportamiento persistentes a lo largo del tiempo y ejemplos de estudios realizados puntualmente en el gato (Felis catus) han llegado a describir desde 4 a 6 dimensiones de personalidad, dentro de las cuales se encuentran amabilidad, alegría, entre otros. Existen múltiples factores que pueden influir en la personalidad de un gato doméstico, tales como, el número de gatos en el hogar, la raza, el color del pelaje, el género del animal, el proceso de crianza, el género y personalidad del tutor, así como su edad.  Debemos destacar que cada gato tiene una personalidad única y es importante conocerlos individualmente para comprender sus necesidades y su interacción con otros animales en la casa, así como con sus tutores", explica Carmen Luz Barrios, decana Facultad de Recursos Naturales y Medicina Veterinaria Universidad Santo Tomás (UST).

Gato Matthias Oben en Pexels

Gatos de interior vs gatos de exterior

La decana menciona que existen diferencias en el comportamiento debido a lo disímil del entorno en el que se desarrollan y la consecuente experiencia vivida en estos lugares. Por ejemplo, "los gatos outdoor cuentan con un mayor nivel de actividad, ya que se encuentran expuestos a más estímulos. De igual manera, al contar con un entorno más enriquecido en elementos de caza, pueden expresar con mayor frecuencia dicho comportamiento en comparación a un gato indoor. Por otro lado, los gatos que crecen sin acceso al exterior pueden presentar una menor habilidad para relacionarse con otros animales y/o personas, ya que al desarrollar el período sensible sin una interacción cotidiana con otros ejemplares de su misma especie o de otra, puede generar más dificultades al querer interactuar con ellos a futuro".

Carmen Luz Barrios, decana Facultad de Recursos Naturales y Medicina Veterinaria Universidad Santo Tomás (UST). UST

Es importante tener en cuenta que estas son generalizaciones y que el comportamiento de un gato está influenciado por una combinación de factores individuales, como su genética, crianza y experiencias de vida. "Cada gato es único y puede tener una personalidad distinta, independientemente de si vive en interiores o exteriores", destaca la Dra. Carmen Luz Barrios.

Gato Dominika Roseclay en Pexels

La importancia del juego

El comportamiento de juego es uno de los de mayor relevancia en el repertorio conductual natural en los felinos. La médico veterinaria dice que, "este se encuentra presente tanto en gatitos como en adultos, lo cual les permitirá estimular su mente, ejercitarse físicamente, liberar energía y desarrollar habilidades de caza. Para ello, los gatos pueden expresar comportamientos de caza simulada acechando, persiguiendo y capturando elementos en movimiento, lo cual, les permite satisfacer sus necesidades básicas de juego y les proporciona estimulación mental. Por lo que es tan importante contar con objetos de estas características en los ambientes en los que habitan nuestros felinos de compañía".

Los juguetes con los que pueden contar los gatos en los hogares pueden requerir o no de un tercero, por ejemplo: cañitas de juego y pelotas o ratones, los cuales, los pueden lanzar ellos mismos, sin embargo, también pueden ser utilizados en compañía de otro individuo, el cual puede lanzar o mover rápidamente, estimulando al gato a expresar el comportamiento de caza.

Gato Pixabay en Pexels

Animales sociales

Los gatos presentan diferentes niveles de sociabilidad según cada individuo. "Si bien, su independencia es muy importante en su vida, requiriendo momentos de tranquilidad para aislarse, igualmente disfrutan la interacción con otros animales y/o humanos. Estos distintos niveles de sociabilidad, de cada ejemplar, dependerá de la personalidad y de la experiencia previa, sobre todo en el período de socialización", explica la doctora Carmen Luz Barrios.

Cuando están sanos

Cuando un gato está sano, generalmente muestra ciertos comportamientos y signos físicos que indican su bienestar. "Dentro de estos se encuentran condición del pelaje, ya que un gato saludable debería acicalarse y poder mantener su pelaje en buenas condiciones (limpio, brillante y sin nudos) por lo que, cuando evidenciamos un felino con su manto hirsuto, debemos preocuparnos. De igual manera, el apetito e ingesta de agua no debería modificarse significativamente en un animal sano. Cambios abruptos de estos indicadores son de preocupación. Además, se deben considerar los cambios repentinos en sus niveles de actividad y/o decaimiento. Un felino que se encuentra enfermo puede bajar evidentemente sus niveles de actividad, debiendo preocuparnos. Finalmente, síntomas más evidentes de una condición de salud alterada como vómitos, diarreas, entre otros, deben ser considerados al momento de tomar la decisión de consultar a un médico veterinario", menciona la decana Facultad de Recursos Naturales y Medicina Veterinaria UST.

Gato Alexas en Pexels

Factores que pueden afectar su comportamiento

El gato doméstico es un animal muy sensible a su entorno, por lo que cualquier alteración que se realice en su hábitat puede generar cambios en el comportamiento de estos animales. Entre ellos, "cambios de casa, modificación de la ubicación de ciertos elementos inanimados (muebles), así como el ingreso de personas u otro animal nuevo a su espacio, podrían gatillar un cambio de comportamiento en estos felinos. Por otra parte, la modificación del comportamiento en los gatos puede ser un indicador de trastornos orgánicos, por lo que debemos estar atentos a estos cambios. De igual manera, el dolor es un factor que se debe considerar si nuestro animal pudiera disminuir su actividad o presentar comportamientos agresivos. No olvidemos que tanto el evitar moverse para no estimular el dolor o simplemente reaccionar agresivamente para cortar una interacción, muchas veces pueden ser pasados por alto. Por lo que, resulta fundamental considerar una evaluación inicial de un médico veterinario en los animales que presentan cambios de comportamiento", dice la doctora.

Agrega que, las experiencias traumáticas pueden gatillar cambios en el repertorio conductual de estos animales, derivado por ejemplo "de cuadros fóbicos o de otro tipo. Finalmente, la falta de enriquecimiento ambiental, también podría ser un factor que influyera en la modificación del comportamiento en un felino. Entornos estériles, pueden potenciar el aburrimiento y aparición de comportamientos no existentes previamente debido a la falta de recursos que les permitan expresar comportamientos naturales para la especie".

gatito Guillaume Meurice en Pexels

Visita al etólogo

El etólogo clínico es el profesional enfocado en el diagnóstico y tratamiento de problemas de comportamiento animal. Por lo que, un tutor debería asesorarse por un profesional de estas características en diversas circunstancias. Carmen Luz Barrios detalla que "la primera es en las etapas tempranas de la vida de un animal para poder informarse acerca de las buenas prácticas de manejo conductual hacia su animal de compañía, lo que nos permitirá evitar futuros problemas de comportamiento. Como segundo punto, cuando el tutor requiere asesoría para el óptimo manejo de su animal en contextos críticos, en los que el animal pudiera verse afectado emocionalmente, como cambio de casa, maltrato, entre otros. Asimismo, un paciente debería ser evaluado por un etólogo cuando el animal presenta comportamientos que pudieran ser problemáticos para el entorno del individuo (marcaje con orina). En resumen, tanto en los casos preventivos, como en los reactivos, los etólogos clínicos aportan en el bienestar de los ejemplares felinos y de otros animales, colaborando tanto en evitar la aparición de problemas conductuales, como en el tratamiento de éstos".

Terapia

Posterior a la correspondiente evaluación conductual realizada por el etólogo clínico, en algunos casos se pueden presentar más de un problema de manera concomitante. Por lo que, para poder diferenciar si el agente causal del cuadro es puramente conductual o con influencia orgánica, el etólogo clínico debería contar con las competencias médicas para realizar los diagnósticos diferenciales correspondientes.

Gato Serena Koi en Pexels

Posteriormente, "este clínico procede a diseñar un plan de tratamiento, el cual, debe contener una fracción de sesiones de modificación conductual (la puede realizar un entrenador o un etólogo clínico con formación en procedimientos de estas características). Por otra parte, se pueden apoyar de otras aristas de tratamiento como psicofármacos, feromonas, modificación del entorno, terapias complementarias, según las necesidades del caso. Es importante considerar que el abordaje holístico de los cuadros permitirá tener el mayor potencial de éxito en los resultados de tratamiento", explica.

Vacunación 

El protocolo de vacunación recomendado para felinos domésticos es: 1° dosis triple/cuádruple felina, de 6-8 semanas de edad; 2° dosis, 21 días posterior a esta aplicación inicial; 3° dosis, 21 días después. Ahora bien, si el paciente es menor de 16 semanas de edad en ese momento, se aplica una 4° dosis y después anualmente.

En el caso de la vacuna antirrábica, se aplica idealmente a los 2 meses de edad como establece la ley. En tanto, la 2° dosis al cumplir el año del paciente, luego anualmente.

Gato Pixabay en Pexels

Desparasitación

Se deben considerar la aplicación de medicamentos para parásitos internos y externos. En el caso del protocolo de desparasitación interna se debe comenzar a los 15 días de vida del gatito con un antiparasitario en gotas. Posteriormente, repetir cada 15 días hasta los tres meses de edad y de ahí en adelante, se cambiará a comprimidos orales de amplio espectro. Estos se deben suministrar 1 vez al mes hasta los 6 meses. Finalmente, el gatito debe desparasitarse cada tres meses durante toda la vida. Tanto en los casos de presentación en gotas como en comprimidos, la dosis y el producto a utilizar para el peso del animal debe indicarla el médico veterinario.

En tanto, para la desparasitación externa en gatos se recomienda utilizar productos antipulgas y garrapaticidas. Su aplicación se debe iniciar a las ocho semanas de edad y continuar su aplicación regularmente según las indicaciones del producto, la exposición del gato y las indicaciones del médico veterinario.

Foto Cats Coming en Pexels
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