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#NoEsDeporte: El rodeo no corresponde a la cultura de esta época

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Esta es una radiografía del rodeo, mal llamado “deporte nacional” que provoca rechazo e indignación en millones de chilenos. 

Septiembre es un mes que se llena de opuestos. Por un lado tenemos el tránsito del invierno a la primavera, lo que provoca una explosión de vida en el paisaje. En nuestro país, la llegada de esta estación coincide con la celebración de las tradicionales Fiestas Patrias. El ánimo de los chilenos oscila entre la alegría y el júbilo, pero esta actitud positiva se empaña con la realización de actividades que tienen como único fin el entretenimiento de las personas a costa del maltrato y tortura de animales indefensos.

Una de las más conocidas es el rodeo, que consiste en que un par de jinetes junto a sus caballos logre detener a un novillo en una determinada zona de la medialuna llamada atajada. La sola realización de este acto provoca en el animal mucho sufrimiento, estrés, miedo, dolor y en muchos de los casos le termina ocasionando la muerte. Cada jornada es festejada por un grupo importante de personas que asiste frecuentemente a las medialunas y que parece indiferente ante el dolor que experimentan los animales que son forzados a participar de esta cruel práctica. Sin embargo, el rodeo es rechazado y duramente criticado por un sector aún más importante de la población. Por lo mismo vale la pena preguntarse ¿por qué se sigue llevando a cabo esta actividad tan nefasta?

Quienes defienden el rodeo aseguran que es una práctica tradicional de nuestro país, propia del pueblo, que forma parte importante de la cultura y que se sustenta a través de la tradición. Sin embargo, en 2017 un importante grupo de historiadores echó abajo esta teoría argumentando que el rodeo está lejos de ser representativo del pueblo chileno. “El rodeo exige que exista un ganado y un propietario, y que haya además una medialuna donde se practique el rodeo. Y eso no es del pueblo chileno, sino de los hacendados. La hacienda es de la oligarquía terrateniente, no del pueblo. Es falso que sea una costumbre del campo chileno en el sentido del pueblo, claramente no”, explica Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia en 2006, en El Mostrador.

Así, el rodeo puede ser considerado como una imposición, una tradición metida a la fuerza por las clases dominantes donde sólo sus integrantes parecen encontrarle algo de sentido. Porque los chilenos no apoyamos el rodeo y así lo demuestran los números.  De acuerdo a la encuesta CADEM, el 87 por ciento de los chilenos rechazamos esta cruel actividad. De esta forma, ¿cómo es posible que una autoridad de gobierno, como la ministra del Deporte, Pauline Kantor, defienda esta práctica señalando que es nuestro deporte nacional por lo tanto hay que apoyarlo?

Ignorancia y apoyo municipal

María Celeste Jiménez es abogada y presidenta de AnimaNaturalis Chile; ella cree que hay mucha ignorancia y falta de empatía en torno a esta actividad lo cual justificaría el hecho de que aún se siga desarrollando. “Hay falta de información y empatía con el otro que sufre y falta de ver al animal que participa en el rodeo, sin su voluntad, por supuesto, como seres sintientes y vivos tal como los perros y los gatos”, explica. Lo otro que sustenta esta práctica es el importante apoyo económico que algunas municipalidades otorgan al rodeo. De hecho, es posible que, sin saberlo, su municipio esté destinando recursos de la comuna en que habita para mantener viva esta cruel tradición.

“Algunos municipios le entregan dinero al rodeo bajo ítems de actividades recreativas o sociales, supimos por ejemplo que hay municipalidades que han entregado más de 52 millones de pesos. También hemos visto cómo varios municipios han reducido los dineros que le entregan a esta actividad, entre otras razones porque hechas las auditorías se ha descubierto que los dineros no estaban realmente bien encauzados hacia la actividad del rodeo; es decir, no correspondía la actividad a los ítems a los que estaba supuestamente dirigido el dinero, y eso tiene que ver con que las personas que practican el rodeo tienen muy buenos contactos a nivel político que han hecho que se desvíen dineros hacia su actividad para financiarla”, comenta.

Pese a todo, quienes están en contra del rodeo miran con algo de optimismo el futuro, pues consideran que el desarrollo de esta actividad se reduce a un grupo que no es representativo de toda la sociedad, y esto constituye una tendencia que se hace cada día más evidente. “El rodeo corresponde cada vez menos a la cultura de esta época, porque en estos días la cultura que está predominando es la de no maltratar seres vivos para divertirnos”, agrega la profesional.

Así, la postura de las organizaciones animalistas es que el rodeo debiera ser considerado como maltrato animal para ser sancionado como delito en los casos en que el animal resulta dañado. El 1 de septiembre 7 mil personas marcharon en contra del rodeo, buscando prohibir y sancionar directamente su práctica. Pero, por ahora, y de no mediar una actitud más seria y comprometida por parte de las autoridades, todo indica que tendremos que ser testigos de otro septiembre sangriento donde animales indefensos son torturados como parte de un macabro juego disfrazado de deporte, y el cual nos incitan a apoyar en nombre de nuestra cultura y tradición. ¿Cuál es tu postura frente a este tema?

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