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Romina Guardia: La veterinaria chilena que lucha contra el tráfico de fauna en Ecuador

Dra. Romina Guardia y Ramón | Archivo personal

Lo que comenzó como un viaje de voluntariado terminó convirtiéndose en una misión de vida. Así fue el giro que dio la historia de Romina Guardia Macías, una médico veterinaria chilena que hoy lidera una lucha en terreno contra una de las mafias más poderosas del mundo: el tráfico de fauna silvestre.

Desde la selva amazónica ecuatoriana, Romina levanta con esfuerzo y convicción un proyecto pionero: Ramón Amazonian Conservation - The One Health Initiative for the Amazon, un centro de rescate animal que también busca proteger la salud humana y ambiental de las comunidades rurales. Su historia está marcada por la injusticia, el maltrato contra algunos animales, pero también por la esperanza y el compromiso inquebrantable con estos.

Cuando el sueño se convierte en pesadilla

Todo comenzó cuando Romina, tras vivir una profunda crisis personal, decidió hacer un cambio radical en su vida. Buscando sentido, quiso sumarse a un centro de rescate en la Amazonía como voluntaria. Así llegó al Paseo de los Monos, un recinto promocionado como un refugio cuya misión era rehabilitar y liberar a los animales rescatados del tráfico. Sin embargo, la realidad que encontró fue muy distinta. "Era un zoológico disfrazado", cuenta. Cobraban entradas a los turistas, podían interactuar con animales, sacarse fotos. "Los ejemplares estaban expuestos al contacto humano, sin protocolos de conservación ni bienestar animal. Muchos animales andaban sueltos, en condiciones que no respetaban las normativas para centros de rescate. Además, muchos ejemplares estaban completamente humanizados, sin posibilidad de reinsertarse en su hábitat". 

Dra. Romina Guardia Archivo personal

Aunque al principio no lo notó del todo por falta de experiencia en fauna silvestre, con el tiempo identificó graves falencias en el manejo. Estuvo un mes como voluntaria pagando por su estadía y luego fue invitada a quedarse a cambio de alojamiento y comida. A pesar de ser la única veterinaria en el lugar, era explotada laboralmente, obligada a realizar tareas ajenas a su rol, como limpieza de terrazas o trabajos domésticos, lo que le impedía enfocarse 100% en el cuidado médico de los animales. Pese a las condiciones laborales, ella decidió quedarse con el fin de cuidar a los animales.

Ramón: Un mono que lo cambió todo

En ese contexto llegó Ramón, un mono lanudo bebé, de apenas dos meses, que fue entregado por una familia que lo había tenido como "mascota". Desde el primer momento, se aferró a Romina como si la reconociera y desarrolló un vínculo afectivo profundo con ella. La médico veterinaria lo cuidó día y noche, alimentándolo cada dos horas, cargándolo como si fuera su cría. "Cuando me vio saltó, se trepó en mi pelo y no se soltó más. Fue como tener un hijo", recuerda.

Ramón Dra. Romina Guardia

                                                                                              Ramón

La doctora asumió su cuidado, alimentándolo cada dos horas, incluso en las noches, como si fuera su cría. También comenzó a estimular su socialización con otros monos para prepararlo para una vida semilibre. "Fue un bonito proceso porque Ramón se recuperó súper bien", menciona. Pero los conflictos con la administración del recinto aumentaron. Romina fue apartada de su trabajo y separada a la fuerza de Ramón. Días después, él murió en circunstancias sospechosas. La versión oficial hablaba de enteritis y convulsiones, pero Romina, quien lo había visto en buen estado, sospecha de maltrato. No fue el único. La historia se repitió con otros animales: muertes repentinas, negligencias, y presuntos encubrimientos. "Muchos animales fallecieron por negligencias como peleas entre especies por jaulas en mal estado, enfermedades sin tratar, brotes infecciosos sin control fueron algunas de las causas", dice.

Lucero

Lo mismo ocurrió con Lucero, otra cría rescatada, probablemente maltratada, que también eligió a la médico veterinaria como su figura de apego. "Ella venía hinchada, le dolía su pancita porque la alimentaban con salchipapas. Al parecer la golpeaban, porque con cualquier movimiento rápido que hacías ella se asustaba". Cuidar de ambos se convirtió en una tarea física y emocionalmente extenuante, pero profundamente significativa. "Ya no era uno, eran dos monos que tenía que atender día y noche. Y era chistoso igual porque me tocaba andar con Ramón colgando en mi pelo y la otra en mi cintura. A veces salía en la madrugada, chascona, con pijama, con dos monos colgando y unas mamaderas. Parecía la loca de los monos (ríe)".

Dra. Romina Guardia Archivo personal

Cuando tuvo que irse también le dio mucha pena dejar a Lucero. "Ella había perdido el reflejo de succión, necesitaba tomar suplemento y no se alimentaba con nadie más que no fuera yo, pero finalmente lo lograron".

Denuncias y corrupción 

La Dra. Romina Guardia hizo denuncias ante el Ministerio de Ambiente de Ecuador y trató de colaborar con operativos para cerrar el Paseo de los Monos. Incluso participó en la preparación de un operativo que fue cancelado a última hora. "Aunque el centro se ha intentado cerrar en varias ocasiones desde hace más de diez años, nunca se ha logrado su cierre definitivo. Las autoridades fallaban en fiscalizar, y algunas ONGs animalistas seguían promocionando el centro sin saber su verdadera realidad", dice.

En su testimonio, Romina relata con detalle cómo la administración eliminó registros, manipuló datos y siguió recibiendo animales a pesar de tener prohibición. También denuncia la reproducción ilegal de primates, incumplimiento de protocolos sanitarios, y desatención médica, incluso durante brotes de COVID en los animales.

Dra. Romina Guardia Archivo personal

El tráfico de animales: una mafia silenciosa

Ecuador lidera el tráfico de fauna en la región andino-amazónica. Solo entre 2022 y 2023, se decomisaron más de 8.000 animales vivos, con un aumento del 450% respecto al año anterior. Reptiles, aves, anfibios y mamíferos son capturados, vendidos como animales de compañía o usados en rituales y espectáculos. Muchos mueren en el camino, otros llegan tan humanizados que ya no pueden volver a la naturaleza. Y esto es apenas el 10% de lo que realmente se trafica. El resto se pierde en rutas clandestinas, mercados informales y redes sociales. Todo esto alimenta una industria que ocupa el cuarto lugar en el mundo en crimen organizado, solo superada por el tráfico de drogas, armas y personas.

Romina lo vio con sus propios ojos: monos vendidos en comunidades indígenas tras matar a sus madres, animales entregados con sogas marcadas en la piel, e incluso un coatí que fue usado para peleas con gallos.

Un nuevo comienzo: El nacimiento de Ramón Amazonian Conservation

Tras su dolorosa experiencia en el Paseo de los Monos, Romina decidió que tenía que hacer algo diferente. Así nació el sueño de crear su propio centro de rescate, pero no uno cualquiera. Uno dirigido por profesionales, con ética, ciencia, y sobre todo con corazón. Gracias al apoyo de Douglas McMeekin de fundación Yachana, recibió la donación de tres hectáreas en el corazón de la selva, pero con la posibilidad de liberar a los animales dentro de sus mil héctareas protegidas de selva protegida, la cual se encuentre dentro de la gran reserva de la biósfera de la UNESCO Sumaco Napo Galeras. Luego, Saving Monkeys le entregó una donación inicial de USD $12.000, con la que construyó jaulas de preliberación y una pequeña infraestructura básica. Pero su visión va mucho más allá.

Tráfico de animales Dra. Romina Guardia

El proyecto Ramón Amazonian Conservation no sólo busca rescatar y rehabilitar animales. También promueve educación ambiental, desarrollo sostenible para las comunidades y salud pública. Romina trabaja bajo el enfoque One Health, que reconoce la conexión entre la salud de los animales, las personas y el ecosistema. Su equipo colabora con médicos, arquitectos, científicos y líderes locales. Juntos sueñan con levantar el primer hospital de fauna silvestre de la Amazonía ecuatoriana, y algún día expandirse a Chile para combatir también el tráfico de primates en nuestro país.

Todos estamos conectados

La doctora Romina Guardia aprendió en terreno lo que la ciencia viene advirtiendo hace años: no hay salud humana sin salud animal ni ecosistemas sanos. Por eso, además del rescate, su centro busca formar a las nuevas generaciones en oficios sostenibles, capacitar ganaderos, concientizar sobre la tenencia responsable de mascotas y promover el respeto a la vida silvestre. Hoy, entre frondosa vegetación, enfermedades olvidadas, abandono institucional y pobreza estructural, Ramón Amazonian Conservation se construye con uñas y dientes. Y lo hace con un solo motor: el amor verdadero por los animales.

Ramón Dra. Romina Guardia

Un llamado a la conciencia

Romina hace un llamado a no comprar animales silvestres, que denunciemos si sabemos de alguien que tiene uno, y que entendamos que el respeto se demuestra dejando a los animales donde pertenecen: en libertad. "El verdadero amor por los animales no es tenerlos en casa como peluches, es proteger sus bosques, su familia, su derecho a ser salvajes y su rol en el ecosistema", dice. También señala que "el tráfico rompe las cadenas tróficas, introduce enfermedades y especies invasoras, y pone en riesgo a comunidades enteras". Palabras que calan hondo en tiempos donde el tráfico de vida silvestre sigue creciendo.

En memoria de Ramón, su pequeño mono lanudo, Romina sigue luchando. Desde la selva, con valentía, nos recuerda que el cambio empieza con una decisión: no mirar para el lado.

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