Hasta ahora, existía una contradicción legal: mientras unas normas reconocían la sintiencia, el Código Civil aún los clasificaba como bienes muebles o inmuebles. Con esta reforma, esa incoherencia se termina.
Los cambios más relevantes incluyen:
-Derogar artículos que equiparaban a ciertos animales con bienes inmuebles.
-Establecer que ningún animal puede ser considerado un bien mueble.
-Incorporar un nuevo artículo que reconoce expresamente la sintiencia animal y la necesidad de un trato digno.
Este es un hito histórico: por primera vez en América Latina, una capital reconoce jurídicamente que los animales sienten, dejando atrás la mirada que los trataba como simples objetos. Un triunfo para todos los animales.