1. Cepillado frecuente
En invierno es fundamental mantener el pelaje libre de nudos y enredos, especialmente en razas de pelo largo. Cepillar ayuda a distribuir los aceites naturales de la piel, mejora la circulación y previene la caída excesiva de pelo.
2. Baños con menor frecuencia y con productos hidratantes
Los baños deben espaciarse un poco más en invierno para evitar resecar la piel. Usa siempre shampoos humectantes o específicos para piel sensible y seca. Seca muy bien con toalla y, con secador tibio para evitar enfriamientos.
3. Cuidado con la humedad
Si tu perro o gato se moja por la lluvia o nieve, sécala bien, especialmente entre las patas, orejas y abdomen, para prevenir irritaciones o infecciones por hongos.
4. Patas protegidas
Las almohadillas sufren con el frío y las superficies húmedas. Aplica bálsamos específicos para hidratar y proteger sus patas, y revisa que no haya grietas o resequedad.
5. No cortar demasiado el pelaje
En invierno es mejor mantener el pelaje natural, ya que les ayuda a conservar la temperatura corporal. Si es necesario recortar, que sea solo para mantener higiene en zonas específicas (patas, cara, área genital).
6. Ambiente interior libre de exceso de calor
La calefacción intensa también puede resecar su piel. Ubica sus camas lejos de fuentes de calor directo y considera humidificadores si el ambiente está muy seco.
7. Chequea sus orejas
En invierno es más común la humedad acumulada en perros de orejas caídas o con mucho pelo. Revisa y limpia suavemente para prevenir infecciones.
8. Hidratación y alimentación adecuada
Un pelaje sano comienza desde dentro: asegúrate de que beban suficiente agua y, si es necesario, consulta con el veterinario sobre suplementos de ácidos grasos Omega 3 y 6 para mejorar piel y pelo.