Actualidad Animal

Los animales no votan, pero sienten las consecuencias de la política que los abandona

Carreras de perros galgos | Pixabay

En Chile, cada debate sobre derechos animales revela algo más profundo que una diferencia de opinión que expone qué tipo de sociedad somos y cuál queremos construir. Hoy, en un escenario político tensionado y con un avance visible de la ultraderecha, discusiones como prohibir las carreras de perros, poner fin al rodeo o erradicar toda forma de explotación animal se han convertido en un auténtico termómetro moral. Y ese termómetro, lamentablemente, está marcando frío.

Mientras una parte del país exige un trato digno para todos los seres sintientes, otra insiste en sostener prácticas violentas disfrazadas de "tradición" Ese discurso repetido y ampliado desde sectores de la ultraderecha no es casual responde a una agenda que privilegia la fuerza por sobre la empatía, el negocio por sobre la vida y el retroceso por sobre el mínimo avance civilizatorio.

Lo más preocupante no es solo el rechazo a estas prohibiciones, sino la facilidad con la que ciertos actores políticos relativizan el abuso. Para ellos, cuestionar las carreras de perros o el rodeo es "ideologizar" la política. Pero ¿qué puede ser más ideológico que defender la violencia para preservar un supuesto símbolo cultural? ¿Qué puede ser más ideológico que justificar el sufrimiento para mantener intereses económicos o cuotas de poder?

Daniel Pacheco, Vocero Galgo Libre Chile. Activista por el derecho de los Animales. Redes sociales

Cuando normalizamos cualquier forma de explotación animal, abrimos la puerta a tolerar abusos en otros ámbitos de la vida social. Por eso este tema es profundamente político. No es un hobby, no es sentimentalismo, no es una moda pasajera. Es una lucha ética que define si avanzamos hacia un país más justo o retrocedemos hacia uno que se acomoda a la brutalidad porque "siempre ha sido así".

A la vez, los sectores que hoy capitalizan el miedo para ampliar su base política hablan de seguridad como si fuéramos un país al borde del colapso, pese a que Chile sigue siendo uno de los países mejor evaluados en seguridad de América Latina. Hablan de orden, pero se desordenan cuando deben legislar con visión de futuro. Hablan de libertad, pero defienden la libertad de explotar, abusar y lucrar con seres vulnerables.

La protección animal siempre ha sido un indicador de civilización. Una pais incapaz de proteger a quienes no pueden defenderse tampoco será capaz de proteger a sus propios ciudadanos cuando llegue el momento. Por eso hoy, sin rodeos, es necesario decirlo,el avance de la ultraderecha no solo es un retroceso para los animales, sino también para la democracia y para todas las causas que buscan expandir derechos, no restringirlos.

Este es el momento de no callar. De poner el tema en cada espacio posible. De recordar que lo animal es profundamente político. Y de entender, de una vez por todas, que la defensa de la vida animal no se negocia, no se posterga y no se silencia.


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