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¿Prevenir o castigar? La ruta confusa de las políticas públicas sobre bienestar animal en Chile

Durante los últimos meses, diversas señales desde el Congreso y el Ejecutivo han intentado abordar, al menos en el papel, la problemática del maltrato y la tenencia irresponsable de animales en Chile. Sin embargo, tanto la promoción de cementerios municipales para mascotas como el proyecto de ley No me abandones, que acaba de pasar al senado, reflejan más una búsqueda de impacto político que un análisis técnico de fondo sobre las prioridades para solucionar la situación crítica de los perros y gatos en el país.

Perros abandonados, Andreas Ebner en Pexels
Perros abandonados / FUENTE: Andreas Ebner en Pexels

Diagnósticos errados, políticas simbólicas

Ambas medidas, aunque mediáticamente atractivas, responden a un diagnóstico equivocado: que el abandono, el maltrato y las malas condiciones de tenencia de animales se resuelven con más castigos, penas más altas o más obligaciones para las municipalidades. Lo anterior puede deberse a la falta de consulta a actores clave (como la academia, municipios o el gremio veterinario) por parte del ejecutivo y el congreso, lo que agrava la desconexión entre las medidas legislativas y la realidad nacional.

Rodrigo Morales, subdirector Comisión Nacional de Tenencia Responsable de Mascotas del Colegio Médico Veterinario de Chile (Colmevet) / Colmevet
Rodrigo Morales, subdirector Comisión Nacional de Tenencia Responsable de Mascotas del Colegio Médico Veterinario de Chile (Colmevet) Colmevet

     Dr. Rodrigo Morales

El espejismo de "aumentar el castigo" como solución al abandono

El proyecto de ley "No me abandones" propone aumentar sanciones penales para quien abandone a un animal. Su enfoque es netamente punitivo y, lamentablemente, no innova respecto a otros proyectos que han sido presentados en el congreso. Ya hemos transitado por esta ruta: creer que más castigo disminuye los delitos. Y sabemos de acuerdo con la evidencia y la experiencia, que este enfoque no funciona.

El aumento de penas, sin abordar las causas estructurales del fenómeno, es comparable a lo que ocurre con la Ley 20.000 en la denominada "guerra contra las drogas": se pretende prevenir un problema social profundo mediante castigos severos, mientras que las causas de base —falta de educación, marginalización, carencias en políticas públicas— quedan intactas. El resultado es predecible: más personas en un sistema penitenciario ya saturado, sin que los delitos disminuyan, similar a lo que sucede con la dinámica de los delitos de maltrato animal.

Otro punto relevante de este proyecto de ley es que, detrás de su redacción, se esconden zonas grises que podrían propiciar la creación de "perreras" o caniles municipales. Este aspecto es crítico, ya que se plantea esta alternativa como una solución aparentemente fácil al problema de los perros en la vía pública. Sin embargo, se omite considerar que estos espacios, además de ser costosos e insostenibles como política pública a mediano y largo plazo, pueden incentivar la irresponsabilidad individual, fomentando aún más el abandono.

Gato abandonado / Aleksandr Nadyojin en Pexels
Gato abandonado Aleksandr Nadyojin en Pexels

Cementerios para mascotas: Una propuesta sin regulación, ni planificación

Para referirnos a esta situación podemos mencionar el caso de la comuna de Arica donde, al igual que en otras comunas del país, abundan los cementerios de mascotas ilegales con animales enterrados sin ninguna norma sanitaria: tumbas superficiales, cuerpos desenterrados por fauna carroñera, mal olor, contaminación de humedales y riesgo sanitario. Incluso en muchos de estos lugares se observan restos visibles en plena superficie, y animales muertos en distintas partes del lugar. Esto no solo genera un problema de salud pública, sino que revela una profunda desconexión entre la demanda ciudadana y la capacidad estatal de ofrecer soluciones dignas y reguladas.

Aunque ofrecer alternativas salubres para el manejo post mortem de animales es necesario, no puede ser una prioridad por sobre la prevención del abandono y el maltrato. En un país con cientos de miles de animales sin hogar y escaso financiamiento para esterilización de mascotas, financiar terrenos, infraestructura y profesionales para cementerios municipales no es algo prioritario, y peor aún, ni siquiera tiene una normativa que los regule por parte de MINSAL, por lo que es muy poco oportuno que el ejecutivo proponga políticas públicas sin proponer como mínimo, una normativa que regule estos espacios.

Financiamiento en retroceso: El verdadero drama

Mientras el Congreso discute penas más duras contra el maltrato (más años de cárcel y multas más altas) y el Ejecutivo promueve cementerios municipales de mascotas, el Programa de Tenencia Responsable de Animales de Compañía (PTRAC), que es el responsable de generar las directrices y apoyar a las municipalidades con recursos para implementar la tenencia responsable, ha sufrido una caída significativa de recursos de cerca de un 70% desde la publicación de la ley de Tenencia responsable. Esto, desde un punto de vista práctico, limita severamente la capacidad de la autoridad de generar políticas de impacto y promover verdaderos cambios en la sociedad. 

Hoy, aunque el 80% de los municipios en el país ya cuenta con al menos un médico veterinario, muchos siguen solo contratados a honorarios (por ende, sin capacidad efectiva de fiscalización), sin disponibilidad de unidades técnicas para inspección en terreno o infraestructura mínima para implementar programas de control poblacional o fiscalización. Más preocupante aún es que solo un 21% de los perros machos del país están esterilizados, una cifra alarmante si se quiere contener el abandono desde su raíz biológica, que es la reproducción indiscriminada animales.

Perro abandonado / Hanifi Sarikaya en pexels
Perro abandonado Hanifi Sarikaya en pexels

Educación, recursos para lo prioritario y colaboración: No sirve más cárcel, ni promover cementerios municipales

La Ley 21.020, conocida como Ley Cholito, fue clara en su espíritu: promover la tenencia responsable mediante educación, registro, esterilización y fiscalización. Sin embargo, su aplicación ha sido lenta y desfinanciada, y ahora parece que el foco político se ha desviado hacia medidas reactivas que generan titulares, pero no soluciones sostenibles.

La evidencia nacional e internacional indica que el camino es otro. Necesitamos educación ahora en las bases curriculares, más esterilización sistemática y masiva, fortalecimiento de capacidades y veterinarios municipales y la promoción de una cultura donde el respeto y el vínculo con los animales se enseñe desde la infancia, no se castigue desde el tribunal.

Gato abandonado / Harveymandt en Pexels
Gato abandonado Harveymandt en Pexels

¿Y ahora qué?

Lo simbólico tiene valor, pero no puede ser la base de la política pública. Chile no necesita cementerios para mascotas si no puede aún evitar que vivan y mueran en abandono. No necesita más cárcel para quien maltrata si no ha sido capaz de prevenir desde sus bases el maltrato.

El llamado es claro: priorizar lo urgente, lo técnico, lo eficaz. Fortalecer el PTRAC, aumentar el número de profesionales en los municipios, focalizar campañas de esterilización donde más se necesitan y ampliar la educación ciudadana. Porque sin soluciones estructurales, seguiremos atrapados en un ciclo de frustración, castigo y abandono.