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#TBT María Luisa Godoy: "Amo y me apasionan los animales"

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Este jueves quisimos recordar la entrevista que le hicimos a la conductora María Luisa Godoy, quien creció en el campo rodeada de animales y disfrutado de la naturaleza. Quiso estudiar medicina veterinaria, pero finalmente optó por periodismo. Tiene cuatro hijos a los que les inculca el amor y respeto por los animales y por Rayo, su perro Border Collie.

Este jueves quisimos recordar la entrevista que le hicimos a la conductora María Luisa Godoy, quien creció en el campo rodeada de animales y disfrutado de la naturaleza. Quiso estudiar medicina veterinaria, pero finalmente optó por periodismo. Tiene cuatro hijos a los que les inculca el amor y respeto por los animales y por Rayo, su perro Border Collie.

Por Isabel Pinto G. “Crecí en el campo, en Catemu. Cuando chica siempre tuve perros, gatos, conejos, vacas, caballos. Los caballos me veían y salían corriendo porque les daba azúcar y zanahoria. Quise ser veterinaria, pero me empecé a proyectar más en periodismo, con la actualidad, sin embargo, una de las cosas que amo y me apasionan en la vida son los animales’’. Siempre fue buena para madrugar, a las 5 AM se levantaba a ordeñar vacas, lo hacía por iniciativa propia, porque le entretenía y le gustaba mucho. ‘’La Jaci, (su hija) es igual que yo, duerme súper poquitito, a diferencia de sus otras hermanas que necesitan dormir más. Ella y todas aman a los animales, pero a ella le encantan, al Viejito Pascuero le pidió una araña, piden tortugas’’.

¿Cómo te relacionabas con los animales en el campo?

Con mucho amor, siempre me encantaron los perros, las gallinas, las ovejas; cuando nacían corderitos, y las mamás no se conectaban les daba papita en mamadera. Siempre tuve mucho contacto con la naturaleza y los animales. Una de las cosas que siempre le digo a mi marido es  que lamento que mis hijas no crezcan más en el campo porque me encanta la crianza que yo tuve en ese sentido.

Te gusta subir cerros y montar a caballo...

Sí, cuando chica andaba a caballo a pelo, subía cerros, nos íbamos a alojar arriba, a la cordillera, llevábamos mulas. Ahora lo hago menos, pero durante mucho tiempo mis viajes eran trekking o paseos en carpa en la naturaleza, es de las cosas que amo. Cada vez uno tiene menos vacaciones, uno va priorizando otras cosas, los hijos, es más difícil llevarlos a trekking, a la cordillera, te da más miedo, también tengo una guagua, entonces digo ¿qué hago arriba con ella?, si les pasa algo. Uno se pone más aprensivo, pero apenas estén más grandes lo vamos a hacer.

¿Eres más de perros o gatos?

Más de perros, aunque me gustan los dos. Siempre he tenido perros y si tengo que elegir uno prefiero el  perro,  son más regalones. Siento que tengo más comunicación con ellos. Tuve una perra que amaba, era una labrador chocolate, la tuve 15 años, me acompañaba a la universidad, me esperaba afuera de la sala de clases, iba para todas partes conmigo, desde los carretes, subíamos el Manquehue juntas, ahora subo con Rayo.

¿Cómo se llamaba?

Almendra, tengo hasta su ánfora. Una amiga me iba a regalar un cachorrito y cuando lo fui a buscar vi a la Almendra y tuve tanta onda con ella que le dije me la llevo, porque sentí una conexión. Yo tenía 17 años, dormíamos juntas...

¿Cómo viviste su partida?

Menos mal que había tenido a mis dos primeras hijas cuando se murió, entonces, fue distinto. Además, que empezó a enfermarse, estaba viejita, pero me dio mucha pena, es el perro que más he querido y el más irremplazable, me acompañó en una etapa de la vida distinta.

¿La Almendra fue tu primer perro?

No, siempre hubo perros en mi casa, desde que tengo noción, pero del primero que me tuve que hacer cargo y que le recogí la caca fue a los 13 años, se llamaba Rocky, era un salchicha. Era divertido, tenía harto carácter. Una vez que mi mamá llevó a una amiga a alojar a mi casa y se quedó muchos meses, en mi pieza; entonces yo no tenía pieza. Me acuerdo que Rocky rompía todas las cosas que encontraba de ella, si había ropa la rompía, si veía un zapato se lo comía, era muy gracioso, como que tenía cierta lealtad y encontraba una desubicación que me hubiera quitado la pieza. Te juro que se notaba y era muy divertido.

¿Qué cosas te emocionan de los animales?

Cuando uno ve un perrito que es maltratado, además que te das cuenta altiro por su personalidad, o cuando los abandonan. Además, existen ciertas tradiciones que uno cree que la gente ha evolucionado y no, todavía en el campo hay camadas que las tiran al río y que se mueren, con los gatos también pasa, esas cosas me dan mucha pena.

¿Qué conductas sustentables tienes?

Cuido mucho el agua y reto a mis niñitas todo el rato porque les encanta jugar con el agua y dejarla corriendo, les inculco que es escasa en el planeta.

Un integrante más

Rayo se incorporó a tu familia cuando ya tenías a tus tres hijas ¿Por qué decidiste que era el momento de  tener un perro?

Cuando se murió la Almendra viví un duelo y no quería tener ningún perro, después quise, y me demoré en convencer a mi marido, un día él llegó con Rayo de regalo.

¿Llegó de sorpresa?

Sí, fue maravilloso. Fernando Paulsen que es íntimo amigo de mi marido, siempre escuchaba que yo quería un perro; él le dijo que le tenía el dato de un perro para que me sorprendiera a mí y a las niñitas. Así que gracias a Paulsen tenemos a Rayo y mis niñitas le pusieron el nombre.

¿Qué pasó cuando tu marido apareció con el perro?

Estábamos todos felices, fue una gran sorpresa, gritábamos, era exquisito, además que llegó junto con mi hija menor que tiene un año cuatro meses. Rayo llegó de dos meses, chiquitito, exquisito.

¿Cómo es Rayo?

Es exquisito, muy tierno, es bueno, muy parecido a la Almendra. Le doy harto mérito, porque a la Almendra tuve mucho tiempo para criarla, en cambio a Rayo no y es muy tierno, tiene paciencia, las niñitas le tiran la cola, las orejas y siempre está de buen humor.

¿Qué importancia le das a que tus hijas crezcan con animales?

Es clave, siento que los niños crecen con una sensibilidad distinta y con un amor por la naturaleza y por los animales, diferente a los que no tienen. Para mí es muy importante en la crianza de mis niñitas.

¿Les ayuda a respetar y a ser responsables?

Sí, les enseñamos a que tienen que limpiar la caca, el tema de la tenencia responsable, a cuidarlo y a darle mucho cariño. Todas son muy perrunas y lo quieren un montón.

¿Alguna anécdota que hayan tenido con él?

Es súper bueno para perderse y todas la niñitas lloran en el auto cuando se pierde, lo buscamos por todas partes. Cuando era más cachorro se arrancaba un montón, ahora ya no. De repente es medio bruto, cuando me ve sale corriendo y puede pasar por arriba de las niñitas; la guagua se ha caído un montón de veces por su culpa y lo reta ‘’guau guau’’. “En otro minuto, si es que no hubiera tenido hijas te hubiera dicho que la Almendra era como mi hija, pero cuando uno tiene hijos no es lo mismo. Es un integrante más de la familia al que uno quiere mucho y regalonea como si fuera un hijo, se preocupa y hay un amor incondicional mutuo que en ese sentido se puede parecer a la relación que uno tiene con los hijos y que les enseña. Hay una cosa muy tierna con los perros, ellos son muy cariñosos, siempre te reciben moviéndote la cola, contentos, siempre van a estar felices de verte y eso lo encuentro maravilloso”.

¿Cómo practicas la tenencia responsable con Rayo?

Recogiéndole la caca y enseñándole. Les digo a las niñitas que se puede soltar el perro en la plaza, que tienen que preocuparse que a las otras personas les pueda molestar.

¿Qué te perece el registro nacional de mascotas?

Me parece bien, siento que hay muchas cosas que hacer, hay un montón de perros callejeros, abandonados. La tenencia responsable es clave para los que somos perrunos y para los que no también; uno tiene que tener una mayor cultura con los animales y cómo convivir en sociedad con ellos, respetando también a los demás.

¿Estás a favor de la esterilización?

Me complica la pregunta, pero yo creo que sí porque hay demasiado perro callejero abandonado y si efectivamente es una solución. No es algo que uno diga si viva la esterilización, pero si soluciona un problema que es real y que estamos llenos de perros abandonados y callejeros; en ese sentido es una práctica buena de control. Si los veterinarios van y esterilizan lugares como Valparaíso, que está repleto de perros, es una clara solución.

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