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Cambios de proteínas económicas: Cómo afrontar la crisis de los huevos que se nos viene

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Las proteínas de origen vegetal son una opción no solo sustentable y ética con los animales, sino que un imperativo para poder asegurar una alimentación saludable y accesible para nuestra población.

Las proteínas de origen vegetal son una opción no solo sustentable y ética con los animales, sino que un imperativo para poder asegurar una alimentación saludable y accesible para nuestra población.

Por Camila Ahumada, Jefa Incidencia de Fundación Vegetarianos Hoy

Basta mirar el diario o la primera página de los portales de noticias para saber la crisis generalizada en términos económicos que afrontamos a nivel mundial. La pandemia y luego, la guerra en Ucrania han afectado los mercados y la disponibilidad de ciertos productos, de los cuales los alimentos son una de las mayores preocupaciones de la población, pues es básico para nuestra subsistencia.

Durante décadas, cuando pensamos en proteínas accesibles y económicas, parte de la cultura del desayuno, almuerzo y once de los chilenos, pensamos en el huevo. Aun cuando no es menester de esta columna ahondar en las condiciones de bienestar animal detrás de esta industria para las gallinas ponedoras, si lo es la preocupación de permitir un sistema que está en grave crisis y peligro, lo cual lo hace totalmente insostenible en el tiempo.

La primera causa de la insostenibilidad tiene relación con la zoonosis, y no me refiero al covid-19, que ha sido nuestra gran preocupación los últimos dos años, sino que de la H5N1. La gripe aviar ha acabado con 19 millones de gallinas ponedoras en Estados Unidos, casi la misma cantidad total de gallinas ponedoras de Chile. En Europa la situación también es crítica. En Francia, los precios de los huevos con cáscara al por mayor han subido un 69% desde el año pasado, esto debido a la gripe y además sumado a la guerra de Ucrania que ha aumentado el precio y disponibilidad de trigo para alimentar a los animales.

Si bien, el impacto en el aumento no ha sido tal como en otros países, en Chile existen más de 18 millones de gallinas ponedoras, de las cuales un 98% viven en jaulas de batería, aun cuando es un sistema altamente cuestionado por sus nulas condiciones de bienestar animal, y que si bien en su gran mayoría se alimenta de harina de pescado (de producción nacional y cuya industria causa graves conflictos ambientales en el sur), también depende del consumo de granos y trigo extranjero, lo que significa una bomba de tiempo, que ya comenzamos a ver, con el alza de un 90,1% de una caja de 12 huevos de color en un reconocido supermercado según un estudio de Ciper publicado el 14 de abril.

Con la claridad de los hechos, y a eso sumándole los impactos ambientales de la producción de alimentos de origen animal, surge la necesidad de replantearnos los sistemas alimentarios, la reconversión productiva y la producción de proteína, sobre todo si consideramos que estas producciones son altamente sensibles a enfermedades zoonóticas que representan una amenaza para la estabilidad económica, la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia.

Las proteínas de origen vegetal son una opción no solo sustentable y ética con los animales, sino que un imperativo para poder asegurar una alimentación saludable y accesible para nuestra población.

Foto de Monserrat Soldú en Pexels

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