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Perros pandémicos: Los cachorros que nacieron en cuarentena

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Las medidas para enfrentar el COVID-19 no sólo han afectado a los humanos, los perros han sufrido trastornos de comportamiento debido a los cambios en su rutina y los cachorros no han podido socializar de manera adecuada debido al confinamiento. Conversamos con un especialista quien nos explica cómo reconocer estos problemas y qué hacer para ayudarlos.

Por Isabel Pinto G.

Desde que comenzó la pandemia muchas personas buscaron la compañía de un perro. Diversos estudios revelaron que los animales han aliviado la soledad de millones de personas durante los confinamientos y que acariciarlos fue una manera de combatir el estrés. Sin embargo, las condiciones para recibirlos no fueron las más adecuadas. Vicente Celedón, médico veterinario y etólogo de Dog Teacher, explica que los “perros pandémicos” han presentado trastornos del vínculo como: hiperapego, hiposocialización e hiperestimulación, entre otros problemas. El especialista nos explica en qué consiste cada uno de ellos, cuáles son los signos clínicos asociados y qué podemos hacer para enfrentarlos.

1. Hiperapego

Los perros que han vivido la pandemia junto a nosotros han tenido un cambio en el vínculo con sus tutores, debido a que pasamos de una rutina de estar ocho horas fuera de la casa y compartir ciertos espacios a estar todo el día con ellos. “En un comienzo, nuestros perros,  podían encontrar extraño que estuviéramos todo el día en la casa, pero después se acostumbraron y empezaron a presentar trastornos del vínculo. Los perros fueron un pilar de apoyo emocional durante la pandemia, entonces nosotros también generamos ese hipervínculo”, dice el etólogo.

El fundador de Dog Teacher agrega que estos problemas se pueden presentar tanto en cachorros como en adultos debido a los cambios de rutina. El trastorno del vínculo puede ser hiperapego (el perro que te sigue a todas partes), apego ansioso (necesita estar en contacto con su tutor), y el punto más severo es ansiedad por separación (perros que no toleran estar sin su tutor. Aúllan, presentan problemas de eliminación y destructividad en ausencia de éste). Los signos clínicos asociados a estos trastornos del vínculo son:

-Perro sombra: Te sigue a todas partes. Estás en la pieza, vas al baño y entra contigo o saliste y te estaba esperando afuera de la puerta. Te sigue porque no puede estar solo.

-Perro velcro: Está siempre en contacto contigo. Estás trabajando y podría estar en cualquier parte de la pieza, pero está debajo del escritorio con una mano en contacto contigo o la cabeza apoyada en tus pies. Si estás viendo televisión sentado en el sofá, teniendo espacio se pone encima tuyo.

-Gatillos ansiosos: El perro es capaz de identificar las señales de salida de la casa. El tutor toma las llaves o la cartera y se pone ansioso. Antes que su humano salga de la casa ya está alterado.

-Ansiedad por separación: Destruyen cuando el tutor sale de la casa o se quedan llorando. Tienen problemas de eliminación inadecuada, pero sólo en ausencia del dueño, estos problemas se pueden presentar en cualquier combinación.

Desapego secundario

Destaca que en los cachorros los tutores deben generar un desapego secundario. “El desapego primario es con su madre y hermanos. Se da a través del proceso de destete y de la separación gradual de éstos. Cuando llega a su nuevo hogar, tiene que formar vínculo en las primeras dos o tres semanas con un miembro o grupo de la casa, pero después tenemos que generar el desapego secundario. Debemos empezar a dejarlos solos en pequeños espacios, que estén entretenidos (con algún enriquecimiento ambiental), salimos y entramos de la casa. El perro aprende de manera gradual que existe esa separación, pero en el caso de los cachorros pandémicos estuviste un año encerrado con el perro, entonces no se provocó el desapego secundario”.

Qué hacer

Si bien el tratamiento de hiperapego y ansiedad por separación son de larga duración, hay algunos consejos que pueden facilitar esto: 

-Hacer salidas lo más gradual posible: Anticiparnos a la vuelta a la normalidad. Empezar a hacer salidas de 15 a 20 minutos, que se realicen después de un paseo de 45 minutos. Cada vez que salgas debes dejarle el mejor parque de diversiones, que sea una fiesta. Esto lo logramos con productos de enriquecimiento ambiental (tipo Kong), juegos de olfato, alfombras olfativas con premios, huesos, para que el perro diga ¡por favor, ándate de mi casa! porque cuando te vas ocurre lo mejor.

-Salidas sin despedidas: No despedirse del perro, sino que dejarlo entretenido en sus cosas y no tener saludos efusivos al regreso. Lo puedes saludar, pero debe ser de manera regulada, una vez que él vuelve a estar tranquilo podemos saludarlo más rato.    

-Alimentación en espacios de independencia: Debe comer en un espacio diferente al del tutor. En un comienzo con la puerta abierta para que pueda entrar y salir de la pieza. Luego, hacerlo con puerta cerrada, esto sirve para ir generando independencia del perro, aunque tu estés en la casa.

Importante: Si el problema persiste lo tiene que evaluar un etólogo, ya que el trastorno del vínculo no se le va a pasar solo y la ansiedad por separación -en muchos casos- requiere medicación. “Adquirir un segundo perro no soluciona el problema, ya que el trastorno de ansiedad por separación o el hipervínculo, no es el estar solo, sino la separación con la figura de apego”, dice.

2. Hiposocialización

El cachorro pandémico es un perro que paseó poco o no salió, que llegaron pocas visitas a su casa, no conoció otros perros. “Incluso si paseabas las calles estaban vacías, entonces no tienen la estimulación de la vida real. Ahora, ese cachorro que pasó un año encerrado, aislado del mundo, lo sacas a la calle y le ladra a todo, anda con miedo o es agresivo, ya sea por falta de socialización o por miedo. Son perros hiposocializados e hipoestimulados”, menciona Vicente Celedón.

Signos clínicos:

-Son perros que tienen problemas para relacionarse con otros individuos de su misma especie, ya sea porque son excesivamente intensos con otros perros o porque son temerosos con éstos.

-El miedo puede verse reflejado en dos conductas: agresividad, como le tengo susto prefiero atacarlo y alejarlo o son perros que andan pegados al dueño debido al susto y no se acercan a otros perros.

El especialista explica que hay un período sensible del cachorro, que va entre la tercera semana y los cuatro meses de vida, donde se deben desarrollar dos pilares de trabajo: La socialización que es cómo tu perro se relaciona con otros seres vivos: perros, personas, caballos, gatos, pájaros, etc. Si tu perro no conoció mucha gente en este período va a ser asustadizo con la gente que entra en tu casa o cuando ve a gente en la calle y que se acerca a saludarlo. El segundo pilar de trabajo es la estimulación temprana que tiene que ver con las cosas inertes: ruidos, olores, colores, cosas con movimientos como bicicletas, autos, micros, motos, ascensores, etc. “Puede ser que estos cachorros hiposocializados e hipoestimulados tomen distintos focos o puntos de conflicto, puede ser que uno les ladre a las bicicletas, otro a los perros, al scooter porque nunca vio uno. Puede ser que se asuste con los ruidos y que no quiera caminar en el paseo, pueden ocurrir distintas cosas”.

Qué hacer 

-No forzar ni obligar al perro a enfrentar sus miedos. Por ejemplo, si mi perro les tiene miedo a los perros no llevarlo a un canil, eso no se hace porque estás forzando la socialización. Ese proceso se llama inundación, que es inundar al individuo con el estímulo que no le gusta y eso normalmente termina muy mal.

-La primera regla de oro es no forzar u obligar al perro a enfrentar esas situaciones, sino ir lo más lento y seguro posible, exponiendo a ese perro a esas situaciones. En la medida que el perro pueda gestionar o entender lo que está sucediendo e ir asociándolo con refuerzo positivo como premios, caricias, contención.

Agrega que los adultos también pueden presentar este tipo de problemas, pero porque no sabes cómo fueron sus primeros cuatro meses de vida, no es debido a la pandemia. Puede tener un retroceso por la pandemia, pero es menos frecuente. Se da más en los cachorros, pero también puede pasar en los adultos por esta pérdida de las habilidades sociales.

3. Hiperestimulados

Es un problema que ocurre tras una buena intención de los tutores. “Son cachorros mega entrenados, que a los cuatro meses saben 20 comandos distintos o más, no tienen pausa, no descansan, no son capaces de relajarse, ya que están hiperestimulados. La pandemia provocó que ciertos tutores responsables, entendieron que su perro iba a estar más aburrido y le compraron mil juguetes, vieron tutoriales en YouTube e hiperestimularon a sus cachorros. Entonces son perros que tienen una dualidad, están súper hiperactivos y caen muertos, despiertan y mientras están despiertos no pueden parar de hacer cosas. Sólo descansan cuando duermen, mientras están despiertos siempre necesitan estar haciendo algo”.

Signos clínicos:

-Le ladran al plato del agua, a las sombras, buscan algo en qué expresar esa hiperactividad.

-Puede ser que ese exceso de energía lo boten en morder, hacer hoyos, pero normalmente el dueño está redirigiendo, ve que está mordiendo la pata de la silla y le pasa un juguete cognitivo, una alfombra olfativa, pero redirige, no le enseña al perro a relajarse.

Qué hacer

-Paseo de abuelo: Es decir, que el paseo no sea hiperactivante, sino que sea un paseo relajante, que camine a paso de tortuga, que olfatee, que se dé cuenta que hay más cosas que caminar, caminar, caminar. No llevarlo a un canil, no llevar un juguete. Se recomiendan pausas durante el paseo, caminaste 20 minuto y te sientas 15 en algún lugar hasta que tu perro se relaje y sigues avanzando.

-Refuerzo de calma: Premiar a tu perro por estar relajado o dormir, pero sin ocupar el “muy bien” como marcador. Después de ese paseo, muy largo, tu perro va a llegar a descansar a la casa, cuando lo veas echado en su cama relajado, tomas un premio y se lo tiras. Empiezas a premiar la calma, pero se debe tener la precaución de que siempre se va a activar después del premio porque es un perro hiperactivo, ahí lo vas a ignorar. Con 50 o 100 premios que al perro le cayeron por estar relajado o durmiendo, va a entender que esa es la forma de ganarse un premio, entonces va a empezar a estar más relajado en el tiempo.

-No hiperactivar al perro: Llegar a la casa y no saludarlo efusivamente, no jugar a la pelota o sacarlo a pasear inmediatamente. Debemos aprender a relacionarnos en un cariño tranquilo, un regaloneo, más que en la hiperactivación.

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