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#TBT Pangal & Bagual «Será mi compañero para ir a todas partes»

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Este jueves quisimos recordar la entrevista que le hicimos a Pangal Andrade, cuando Bagual era un cachorro. Algunos pueden criticar que no adoptara, pero argumenta que se lo regalaron y que ama esta raza porque es sumamente acuática, como él. Hablamos sobre su amor al medioambiente, y los detalles de su casa que construyó con materiales reciclables.

Por Carolina Palma Fuentealba - Fotos: Gonzalo Muñoz Farías - Make up: Sole Donoso

Se crió en el Cajón del Maipo, estudió en una escuela rural hasta Tercero Básico, y después pasó al Colegio Almenar. Cuando salía se demoraba tres horas en llegar a la casa porque "se perdían" con sus más de 50 primos. "Esa vida me hizo ser un amante de la tierra, de la naturaleza; sentir y vibrar con la tierra y entender qué significa. Nuestros juegos eran ir a acampar, a pescar, hacer casas en los árboles. Nuestra niñez fue pura felicidad, alegría, amor. En esos tiempos ni siquiera teníamos tele, éramos los típicos niños que la mamá tenía que ir a buscar porque jugábamos hasta las diez de la noche", recuerda entre risas Pangal Andrade.

Nos acercamos a su casa inmersa en la Cascada de las Ánimas, en el Cajón del Maipo, y nos espera con Bagual, quien viene muy cómodo en una moto. Está chocho con su nuevo compañero. ¿Por qué el nombre? Escuchó que en la Patagonia viven los baguales, nombre que les dan a los caballos que se vuelven salvajes.

Este pequeño viene a coronar el término de su casa, la cual ha construido desde los cimientos con la ayuda de su padre y algunos trabajadores. "Mi casa es totalmente reciclada, porque quería inspirar a la gente para que recicle. Todo se puede hacer con lo que se bota: usamos cartón, neumáticos y botellas como aislante, y la tierra que saqué la reutilicé en las paredes". En esta zona vivirá cerca de la casa de sus padres y de gran parte de la familia, como una comunidad.

¡Tienen un centro de rescate animal aquí en Las Ánimas!

Sí, es un centro de recuperación. Se creó para resguardar a los animales y el sector, la tierra. Es que desde siempre mi familia ha sido amante de los animales y naturaleza. En el santuario hay pumas, zorros silvestres, loros. El SAG los trae, algunos se recuperan y se liberan, y otros no se puede pero viven sueltos. También tenemos hartos caballos, los que cuando se ponen viejos no se mandan en el matadero, sino que se les deja en el cerro, para que mueran libres.

Veo muchos perros en Las Ánimas. ¿Los adoptan?

Sí, tenemos varios adoptados, pero queremos ir reduciendo la cantidad. Mi mamá tiene cuatro, y dice que no quiere más. Al final, con los años, queremos que cada familia tenga un perro bien entrenado para cuidar a la fauna. Porque en estos sectores espantan a los zorritos y otros animales silvestres. La clave es enseñarles con mucha paciencia, pero los perros tienen un instinto salvaje, y cuando ven un animal se tiran no más.

Además la gente abandona muchos perros por acá...

Sí, el sector de El Toyo está lleno de perros botados, terrible. Acá, como puedes ver, hay hartos perros que han sido recogidos y algunas personas le dan comida. Aclaro que estoy de acuerdo en adoptar perritos, pero también uno puede tener el perro que quiera. Lo importante es cuidarlo bien.

¿Por qué querías un Labrador?

El mejor perro que tuve en mi vida fue un Labrador café que se llamaba Yagán. Nosotros vivíamos en el pueblo de San Alfonso, tenía como ocho años, y mis papás llegaron con esta pelota café. Lo amamos desde ese momento, y salió tan inteligente... Nunca mordió a nadie, cuando tenía dos meses hizo un viaje con nosotros en canoa. Son perros súper acuáticos, incluso los usan para cazar patos porque cruzan ríos.

Por esa razón querías este perrito... Ahora entendemos.

Claro, ellos son de agua, como yo. Cuando teníamos como 12 años bajábamos todos los primos a jugar, subíamos a las 12 de la noche, con miedo, y Yagán estaba ahí, esperándonos. A veces nos tirábamos un piquero de cinco metros, y Yagán se tiraba y nos sacaba. Nos pasaba su cola para llevarnos a la orilla. Era increíble. Bagual me podrá acompañar a todas partes. Mi sueño era tener mi propia casa con mi perro. Por las circunstancias, me lo regalaron antes.

Sabemos que te lo regaló Kel Calderón. ¿Cómo vas a manejar eso?

Es triste igual, porque uno ve al perro y se acuerda de la ex (ríe). Las mujeres son malas, tienen todo fríamente calculado.

Con el tiempo se te olvidará...

Sí, se olvidará. Ahora hay que buscarle mamá a Bagual (bromea).

¿Qué te pasó cuando lo viste la primera vez?

Me derretí. Entre todos lo escogí a él; había otro medio asustado, pero Bagual paró su cola y supe que era él. Fue terrible igual no llevarse a los otros. Cuando llegó a la casa estuvo un día y medio asustado. Es que venía de criadero, y son terribles para los animales, los tienen amontonados... No es bueno. Días después tuve que volver al criadero para inscribirlo, y cuando llegamos se asustó, se quería puro volver a la casa. Vi a sus hermanos, y estaban chiquititos comparados con él. Miró a su mamá, pero se quería venir conmigo.

¿Qué lectura haces de los criaderos?

No me gustan nada, están todos los perritos encerrados en jaulas. Quizás depende del criadero, pero los que conozco no me gustan. Por mí que el Labrador haya estado en un cerro, pero el Bagual llegó de otra manera, de regalo, de un criadero de Peñaflor.

¿Cómo ha sido este tiempo con él?

Me ha ayudado harto. Las penas se pasan con él. Llego a la casa, lo abrazo, duerme conmigo. Hemos subido cerros juntos, me voy a Pichilemu y Pucón, y se irá conmigo también. Tiene que acostumbrarse a su amo, pero quiere harto a mi mamá igual.

¿Cómo sueñas que será más adelante?

Que sea muy inteligente, que le pueda decir que se quede en un lugar y se quede ahí... Como era el Yagán. Será mi compañero para ir a todas partes.

Pocos saben, pero practicas kayak desde los 3 años. ¿Es el deporte que más te gusta?

Sí poh, más de 30 años. Es mi deporte número uno, donde más me manejo. Igual hago todos los deportes bien (ríe).

¿Dónde queda el miedo cuando realizas deportes extremos?

El miedo tienes que eliminarlo de la cabeza, aunque a veces es bueno tenerlo.

¿Por qué crees que es mejor el deporte al aire libre y no en un gimnasio?

El deporte al aire libre te limpia el alma, el espíritu, te conecta con la tierra. En el gimnasio no avanzas, no vas a ninguna parte. Aparte el deporte al aire libre hace a la gente concientizarse más de lo que tenemos. Vivimos en un país hermoso, tenemos que salir y disfrutar. Todo el mundo puede hacer ejercicio, con el físico que tenga, sólo deben creerse el cuento y saber que pueden. Si eres gordito y te cansas el primer día de subir el cerro, el segundo día irás más lejos y después no te vas a cansar, te sentirás más potente.

¿Te ves viviendo siempre acá?

No. Esta será una de mis casas, mi base central, pero quiero vivir en la playa y también en el sur.

Muchos te criticaron porque dijeron que cazas conejos. ¿Cuáles son tus argumentos?

La gente va al supermercado, compra un pollo que estuvo toda su vida encerrado, y aquí esos conejos están en la naturaleza. Ahora mucha gente prefiere comprar carne orgánica o "feliz", que significa que los animales nacen libres y de repente se les apaga la luz no más. Nosotros criamos patos, que se meten a una laguna, y gallinas sueltas.

Pero no cazas por deporte...

No cazo por deporte. A veces cazamos conejos porque son plaga, se comen las chacras, las huertas. Es parte del círculo de la vida. Yo prefiero comerme un conejo que ir a comprar un pollo al supermercado.

En otra entrevista me contabas que no comías mucha carne.

Como carne dos veces al mes y cada día trato de dejarla. Por hacer deportes como muchos carbohidratos. Mi vida es muy natural, incluso las verduras que comemos acá son de nuestra propia huerta.

Dentro de tus banderas de lucha está Alto Maipo. ¿En qué va el proyecto?

No puedo creer cómo siguen trabajando en este proyecto que es el cáncer de Santiago. Hay una sobreproducción de electricidad en Chile, y están transformando al Cajón del Maipo en un lugar de sacrificio para abastecer a Argentina y Perú de electricidad de parte de empresas extranjeras. Es una pena ver cómo los propios chilenos no somos capaces de defender el pulmón verde de esta región, la cuna del deporte outdoor, el lugar más turístico de Chile, una zona donde la gente viene a relajarse.

¿Qué podemos hacer?

Seguir a @noaaltomaipo en Instagram y, cada vez que se llama a una marcha, ir. Entre más gente se sume a la causa, más fuerza le quitamos al proyecto. Todavía hay esperanza: Pascua Lama lo pararon con el 60% del proyecto realizado. Este proyecto, según yo, no se va a terminar porque es muy malo en todos los sentidos. Llevan como el 25% avanzado, pero ya lo han parado; de hacho hasta Luksic se salió porque el proyecto es muy malo, y unos contratistas se retiraron.

Es muy destructivo.

Y no tienen estudios hidrológicos. Hay más de 800 glaciares en el Cajón, y están detonando bajo ellos. Los glaciares son las reservas de agua potable de Santiago.; estamos poniendo en riesgo la vida de 7 millones de habitantes.

Te asocias también a grandes tiendas, como París, que dejó de dar bolsas de plástico.

Sí, me saco el sombrero por las grandes marcas. Hoy el mundo está inserto en basura, en plástico. La cultura chilena tiene que cambiar, y cada uno de nosotros puede aportar su grano de arena. Con Corona también estuve limpiando playas. Si las grandes marcas están cambiando, significa que hay un cambio en la sociedad.

¿Intentas reciclar?

En mi casa se recicla todo, y no uso bolsas de plástico, solo de género. Por lo mismo, me gusta mucho participar con grandes marcas que se preocupan del tema. Intento dar mensajes, demostrar a la gente que se puede cambiar. Si uno empieza, el resto te puede seguir. Juntos vamos a generar un cambio.

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